El
tema de la morosidad que afecta a estas comunidades, dominan tres tipos de
morosos, a saber:
1) El Zángano, vivo o mantenido: aquí nos referimos
principalmente al propietario moroso “indolente” con todo lo que pasa en su
comunidad. No le importa realizar su aporte a los gastos comunes de servicios residenciales
de la comunidad, ya que sencillamente tiene una cultura de holgazán y de vivir
a costilla del resto de sus vecinos propietarios.
Normalmente se trata de personas descuidadas; sus hogares son desordenados, descuidados y profesan una cultura anti democrática; abusadora y de pasar por sobre los derechos de cualquier propietario. Entran en conflicto permanente con las normas comunitarias que regulan la vida de los propietarios, y frecuentemente son personas pretenciosas, que quieren aparentar más de lo que tienen y que realmente son, y sobre todo, se la pasan pregonando y refiriendo a las supuestas relaciones que mantienen con personas o instituciones del poder político. En síntesis, podríamos decir que son habladores de “pendejadas”; necios, infantiles y absolutamente irresponsables..
Normalmente se trata de personas descuidadas; sus hogares son desordenados, descuidados y profesan una cultura anti democrática; abusadora y de pasar por sobre los derechos de cualquier propietario. Entran en conflicto permanente con las normas comunitarias que regulan la vida de los propietarios, y frecuentemente son personas pretenciosas, que quieren aparentar más de lo que tienen y que realmente son, y sobre todo, se la pasan pregonando y refiriendo a las supuestas relaciones que mantienen con personas o instituciones del poder político. En síntesis, podríamos decir que son habladores de “pendejadas”; necios, infantiles y absolutamente irresponsables..
2) El Caprichoso: nos referimos a aquel propietario que busca
cualquier excusa para no pagar, aunque no llega al extremo de la categoría
anterior. Son personas que pagan de forma muy irregular los gastos comunes; se
atrasan frecuentemente, y les cuesta reconocer tal circunstancia, apelando a
argumentos o quejas por cualquier circunstancia que vivan la comunidad; como
por ejemplo; si observan un área común mal mantenida o sucia, dejan de pagar;
si determinada persona con la que han tenido algún conflicto en el pasado, pasa
a formar parte de la Junta, dicen: “hasta que ese vagabundo no renuncie, no
pago ”; en fin, son personajes con gran resentimiento social que utilizan “el
no pagar” como herramienta de venganza contra su propia comunidad, e inclusive,
a sabiendas que resultarán perjudicadas ellas mismas al no poder la Junta
contar con el dinero suficiente para garantizar los bienes y servicios de la
comunidad, a la cual ellas también pertenecen.
3) El moroso “Honesto”: ubicamos aquí a las personas que siempre
han pagado puntualmente sus compromisos y gastos comunes, pero por
circunstancia de enfermedad; accidentes; despidos, han perdido o han visto muy
disminuidas sus fuentes de ingresos económicos, y no pueden pagar
oportunamente. Normalmente, estas personas son grandes colaboradoras con
gestiones y trámites que debe realizar la Junta en pro de los intereses y el
bien común. Realizan y están dispuestas a suscribir convenios de pago, y por
supuesto, cuando cuentan con solvencia económica, se ponen al día en sus
deberes legales.
En nuestra comunidad se emplea el pago de una asignación que está
diseñado para que todos hagan sus aportes mediante un factor que se llama alícuota;
si algún propietario no lo hace, entonces surge de inmediato el déficit, que
afecta el fondo de reserva; vale decir, que todos los meses dentro de los
gastos comunes se calcula un porcentaje que incrementa el fondo de reserva
(ahorros de la comunidad) que sirven para atender gastos de emergencia o
determinadas circunstancias acordadas por la asamblea de propietarios. Cuando
un propietario no paga a tiempo. Como el responsable de distribuir el pago en
moneda de los servicios residenciales, paga a los proveedores con el
dinero recolectado; pero se afecta el fondo de reserva porque de manera
directa, no se podrá cubrir con el aporte para esta reserva, mientras se
mantenga el dinero en el bolsillo del propietario moroso que por cualquier
circunstancia no pague oportunamente.
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